Fue mandada a construir a mediados del siglo XVIII por orden del General de la Orden Fr. Alonso de Jesús Ortega. La fachada del templo, se halla ubicada entre dos torres de piedra, hubo de ser restaurada en 1844, mostrando una portada de mármol traído de Elvira realizada como el resto del templo por José de Bada. El conjunto muestra dos cuerpos que se elevan sobre basamentos; en los ejes laterales se aprecian nichos con estatuas de los arcángeles Rafael y Gabriel, realizados por Ramiro Ponce de León y, en los laterales, relieves de san Idelfonso y santa Bárbara, de Agustín de Vera Moreno. El centro del cuerpo ensambla una imagen de san Juan de Dios y un relieve de Dios Padre, llevados a cabo por Ponce de León y Miguel Pereda. Las puertas están realizadas en caoba, con ricos adornos y molduras.
La planta del templo es de cruz latina, ubicando cuatro capillas precedidas por arcos semicirculares, alta cúpula en el crucero y coro a los pies. Junto al retablo se aprecian dos cuadros de la aparición de la Virgen a san Juan de Dios y su muerte, de Conrado Giaquinto. Las estatuas de los machones son obra de Vera Moreno, así como las de los apóstoles del tambor de la cúpula; el resto de los retablos laterales fueron realizados por José Francisco Guerrero, mientras que las estatuas de san Rafael y de san Juan son de Bernardo Francisco de Mora. En una de las capillas se hallan dos estatuas italianas del siglo XVII y en el crucero cuatro cuadros de Carlos Maratta. La totalidad de la iglesia muestra pinturas de Sánchez Sarabia simbolizando santos, ángeles y virtudes; sin olvidar las pinturas de la bóveda de la sacristía del mismo autor, ornamentada con espejos y cuadros de Bocanegra, y esculturas de san Juan Bautista y Jesús cautivo atribuidas a los hermanos García y a Diego de Mora.
Junto al presbiterio se encuentra una escalera por la que se accede al camarín, apreciándose una bella balaustrada de caoba, nogal y cedro, zócalo de jaspe y mármol encuadrando azulejos azules y blancos. El techo nos muestra pinturas realizadas al fresco de Tomás Ferrer, en las paredes cuelgan diversos cuadros, destacando: un Calvario, un Crucificado (siglo XVII) y un retrato de san Juan de Dios. El antecamarín presenta una talla de la cabeza cortada de Juan Bautista, obra italiana (siglo XVII); dos jarrones japoneses y diversos adornos en la bóveda y en las paredes. La cúpula del camarín fue pintada por Sarabia y está ornamentada por tallas, espejos y cristales pintados. En el centro de la estancia se halla el tabernáculo, en forma de templete dorado sustentado por columnas; asimismo se aprecia una urna de plata con los restos del Santo, junto a la cruz a la que san Juan de Dios murió abrazado. Frente al antecamarín hay otra salita, llamada postcamarín, donde se valúan lienzos de Sarabia y Lendínez, y se hallan los enseres personales de san Juan de Dios (la capacha de esparto, el callado y una carta autógrafa dirigida a la duquesa de Sesa).
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