Esta singular construcción del siglo XVI se encuentra ubicada sobre los cerros de Ainadamar, para acceder hasta ella habremos de hacerlo a través de una portada plateresca, realizada por Juan García de Pradas, con arco semicircular de formas góticas, donde se encuentran labrados los escudos de España en las enjutas y una hornacina con escultura de la Virgen tallada en madera. Tras atravesar la portada veremos la iglesia al fondo y el monasterio.
La entrada al monasterio se efectúa cruzando un patio con arcos dóricos, desde donde observaremos cuatro capillas decoradas con lienzos y esculturas, destacando un Ecce- Homo realizado en barro y una escultura de la Virgen con el Niño. Tras dejar atrás el patio nos encontraremos con el refectorio, con bóvedas ojivales de aristones y arcos de medio punto; además de un testero en el que Sánchez Cotán pintó una Cruz, bajo la cual se halla un cuadro de la Última Cena, del mismo autor; a los lados, cuelgan tres cuadros pintado por Sánchez Cotán con los funerales de Raimundo Diocres, el sueño donde san Hugo y los martirios de Inglaterra. El refectorio se comunica con la “sala de profundis” (1600), donde se aprecia un retablo pintado por Cotán, con los apóstoles Pedro y Pablo. Junto a esta estancia se hallan una serie de habitaciones destinadas a noviciado de legos, que enlazan con el “capítulo de frailes”, dependencia ojival de crucería, con arco painel a su entrada y arcos sustentado un haz de columnillas. A continuación se encuentra la sala capitular de los monjes, en la que se aprecian unas bóvedas de crucería, y un conjunto de cuadros obra del pintor Vicente Carducho. La iglesia se comunica con el claustrillo y tiene entrada por la portería, es una obra del cantero Cristóbal de Vílchez, que además realizó la escalinata que precede al templo. El conjunto es de cantería, elevándose en uno de los lados de la capilla mayor la torre; la fachada es de estructura singular y muestra un escudo de España bajo el cual sobresale la portada realizada en piedra gris, con columnas jónicas, obra de Joaquín Hermoso. Las puertas son de madera y están decoradas con clavos de bronce.
El interior del templo es de una sola nave (1662) dividida en tres partes: la primera, desde el presbiterio, para uso de los monjes; la segunda para los legos; y la tercera, hasta la entrada de la iglesia, para el culto. El coro de los monjes y de los frailes está separado por una cancela con puertas de cristal e incrustaciones de marfil, plata, nácar y diversas maderas (1750); a ambos lados se observan dos retratos de estilo barroco, realizados por Sánchez Cotán.
En la nave del presbiterio, de forma elipsoidal, se aprecian varias esculturas y cuadros de Sánchez Cotán y Bocanegra. A la derecha de la entrada del presbiterio se abre una puerta que comunica con el claustrillo y, a la izquierda, hay un pequeño altar con un lienzo de la Virgen del Rosario, de Bocanegra. El altar mayor se encuentra decorado con un baldaquino de madera dorada y columnas rematadas con ramajes y espejos, junto con una imagen de la Asunción.
Tras el ábside, una contrapuerta de cristal nos da paso al sagrario (1704 a 1720), que fue decorado por el maestro Francisco Hurtado Izquierdo, con dobles columnas corintias apoyadas en altos pedestales, que aguantan los arcos sobre los que se eleva la cúpula, obra de Risueño. Las paredes de la capilla están decoradas con lienzos de Antonio Palomino, representando a David, Abigail y a Moisés, y en el arco de entrada, David y Melquisedec. La cúpula nos muestra unos pinturas decorativas, referidas a la custodia del mundo sostenida por san Bruno, la Santísima Trinidad acompañada de ángeles, nuestro Señor y coro de vírgenes, san Juan bautista con los profetas, patriarcas y anacoretas; en las pechinas, los cuatro Evangelistas. El centro de la capilla está ocupado por un tabernáculo de mármol de diferentes colores, elevado sobre ocho columnas salomónicas.
A la izquierda del altar mayor de la iglesia se halla una puerta que da acceso a la sacristía, que fue realizada por el cantero Luís de Arévalo y el tallista Luís Cabello (1727-1764) en formas barrocas. Su construcción está realizada con mármoles de Lanjarón, mostrando unas pilastras adosadas que la dividen en cuatro espacios, insertando cajoneras y ventanas con tragaluces. La cornisa y el ático sustentan fajones y bóvedas esféricas. El retablo barroco muestra una ingente cantidad de dibujos y colores, que acompañan la estatua de san Bruno ubicada en el centro de éste, junto a una Inmaculada de alabastro. Junto al retablo destaca una pequeña escultura de san Bruno, de José de Mora. La cúpula está pintada con oscuros colores y se observan en su conjunto las imágenes de varios de los fundadores, obra de Tomás Ferrer. En la puerta que conduce a la iglesia hay un relieve con el escudo de la orden, los atributos de la Pasión y un cuadro de san Bruno con el Niño Jesús (1753), junto a otros dos lienzos situados a los lados de la puerta.
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