En la calle del Agua, en el mismo centro del Albaycín, está la Casa de los Mascarones, que recibe su nombre debido a las representaciones que decoran su fachada. La vivienda es conocida por haber sido residencia del poeta don Pedro Soto de Rojas, canónigo de la Colegiata del Salvador, donde fue enterrado en 1658.
La casa fue construida durante el primer tercio del siglo XVI, sobre unas parcelas que con anterioridad pertenecieron a unos moriscos, disponiendo de un gran jardín ornamentado con fuentes, estatuas y flores, según describe don Pedro Soto en su obra: “Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos”.
Tras el fallecimiento del canónigo, el carmen pasó a manos del poeta Trillo Figueroa, quien la vendió al escultor José de Mora, quien la restauró bajo la dirección de Juan de Rueda.
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