Dominando el cementerio se encuentra el albercón del Negro, un aljibe de origen árabe de 40 metros de largo por 17,50 de ancho, que llevaba sus aguas a través de la colina que conforma el lugar, haciéndolo por medio de dos cañerías. La primera construida con grandes tuberías de barro y la otra, con gruesos cilindros taladrados de piedra franca.
El albercón se construyó con materiales de hormigón, ladrillo y mampostería, disponiendo de dos escaleras que dan acceso al fondo. La entrada de agua al estanque se realiza por un canal abierto en el ladrillo del muro, mientras que la salida se efectúa mediante un pasadizo que avanza hacia poniente, controlándose por una compuerta. El suelo del pasadizo es de hormigón, sobrepuesto a un encachado de piedras de río. Este túnel se orienta hacia los Alijares, por lo que se supone que soltaba sus aguas en aquella dirección.
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