Esta capilla catedralicia fue mandada a construir por mandato del arzobispo don Juan Moscoso y Peralta, entre los años 1804 a 1807, con la finalidad de que le sirviera como sepultura. La realización y diseño de la obra recayó en manos del maestro Francisco Romero de Aragón; mientras que la estructuración de su rico retablo, compuesto por columnas de serpentinas y basas y capiteles de bronce, fue realizado por Francisco Miguel Bueno. El retablo posee un relieve del Arcángel, hecho en mármol blanco por Juan Adán, coronado por un grupo de la Trinidad, obra de Manuel González.
En la parte derecha de la capilla se observa un retablo de mármol, donde existe un lienzo pintado por Alonso Cano, copia de la escultura encargada a Gaspar de Becerra en 1565 por Isabel de Valois. En el lado izquierdo se alza el sepulcro del arzobispo Moscoso, realizado en mármol blanco por Jaime Folch. A los lados del retablo central se observan dos jarrones de porcelana china, legados por el arzobispo, que también sufragó la pintura al fresco de las paredes y de la bóveda del conjunto, ejecutada por Vicente Plaza de Loya.
En las paredes de la capilla cuelgan dos cuadros italianos que muestran unas ruinas arquitectónicas, una Purísima de la escuela sevillana y una Asunción granadina del siglo XVIII. Por último, la capilla acoge una pequeña escultura de la Virgen de la Soledad, ejecutada a Manuel González, procedente del Beaterio del Santísimo.
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