Es una de las construcciones más antiguas de la Alhambra, datando su cimentación de mediados del siglo IX, cuando fue mandada a levantar por orden del qaysi Sawwar b. Hamdun durante las contiendas entre árabes y muladíes. La totalidad de la actual fortaleza data de la época de Muhammad I b. al-Ahmar que decidió asentar su dinastía en Granada, para lo que rodeó de murallas y defensas la antigua fortificación convirtiéndola en un inexpugnable recinto amurallado, que disponía de tres torres: la Quebrada, la del Homenaje y la de la Vela; así como la totalidad de los aposentos reales.
Con posteridad, la alcazaba fue ampliada hasta ser convertida en una ciudadela palaciega, quedando la estructura primigenia relegada a desempeñar funciones militares.
Tras la ocupación cristiana, por parte de los Reyes Católicos, se llevaron a cabo importantes reformas en la muralla septentrional de la alcazaba, revistiéndola de mampostería; en 1537 se fortificaron los adarves; años más tarde, en 1565, se remodeló el antemuro existente en la plaza de los Aljibes; y entre 1585 y 1590 se construyó el Cubo de la plaza y se remodelaron varias torres. En siglos posteriores, el lugar fue dedicado a realizar funciones de prisión del Estado, sufriendo un abandono significativo hasta finales del siglo XIX y principios del XX, en que fue reformada y saneada por el arquitecto Cendoya.
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